FIESTA DE LA CITCA

Desde la Secretaría de Liturgia año 2020, los invitamos a orar con nosotros en nuestra celebración de mañana con la siguiente oración:

Dios Trinidad, te pedimos por nuestra Comunión de Iglesias,
por todas las Iglesias Miembro y Asociadas
que son parte de este proyecto eclesiástico.
Por cada persona que participa en nuestras comunidades cristianas.

Dios, Padre y Madre, pedimos tu protección y misericordia;
para cada familia que integran nuestras Iglesias;
por cada ministra y ministro que preside las celebraciones litúrgicas.

Dios, Hijo, sabemos que estas con nosotras y nosotros en cada celebración,
que eres fiel a tus palabras y promesas,
haznos capaces de ser fieles a la palabra divina,
en cada acto, gestos y palabras, que sean compasivas;
que expresen verdad y justicia para todas y todos.

Dios, Espíritu Santo, ilumina nuestra CITCA
con tu sabiduría para renovar nuestras comunidades,
para restaurar nuestras Iglesias a ejemplo
de la vivencia de las primeras comunidades de Jesucristo.

En esta semana, queremos darte gracias por esta comunión de Iglesias,
y celebrar nuestra unidad, sabiendo nuestra pequeñez,
contigo todo lo podemos, con la asistencia de los santos,
con la asistencia de la Virgen Madre de Dios
para formar de la CITCA una Casa de Oración y Comunión Fraterna.

Amén.


Además recordarles a nuestras comunidades eclesiales y ministros usar nuestro Esquema de la Celebración Eucarística que es el siguiente:

1. CREDO APOSTÓLICO
2. Celebración de la Palabra (centrada en el NT)
3. Celebración de la Reconciliación y saludo fraterno
4. Reflexión
5. Presentación del Pan y el Vino
6. Imposición de manos y epíclesis (Invocar al Espíritu Santo)
7. Consagración 1 Corintios 11, 23-26.
8. Comunión
9. Padre nuestro
10. Bendición – Envío.


Obviamente esto nos ayuda a nuestra Comunión Eclesial, a unirnos como CITCA, y nos sigue desafiando en la búsqueda de la "Unidad en la Diversidad", en esta línea, planteamos la celebración de la palabra, estando centrada en el Nuevo Testamento o Biblia Cristiana, los siguientes para las celebraciones de este fin de semana, en que celebramos el día de nuestra querida CITCA.



Hechos 2, 42-47      ( Se puede usar igualmente Hechos 4, 32-35)

Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse.


Himno a Jesucristo:            Colosenses 1, 12-20
Antífona:       Demos gracias a Dios Trinidad

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,

y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible.

Primogénito de toda criatura;
porque por medio de El fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por El y para El.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en El.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.


Evangelio:    Juan 1, 35 – 51        (o algún texto del llamado de los primeros discípulos)

Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?». Ellos le respondieron: «Rabbí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?». «Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde. Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo «Hemos encontrado al Mesías», que traducido significa Cristo. Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas», que traducido significa Pedro. Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: «Sígueme». Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: «Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret». Natanael le preguntó: «¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?». «Ven y verás», le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez». «¿De dónde me conoces?», le preguntó Natanael. Jesús le respondió: «Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera». Natanael le respondió: «Maestro, tú eres el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús continuó: «Porque te dije: "Te vi debajo de la higuera", crees. Verás cosas más grandes todavía». Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Desde a nuestro compromiso a seguir caminando juntos en nuestra Comunión de Iglesias.

Saludos fraternos en Jesucristo, y bendiciones de Dios Trinidad para nuestra comunidades eclesiales e Iglesias pertenecientes a la CITCA.
Secretaría de Liturgia.

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